En 1912, al amparo de la prosperidad económica y la preponderancia de una burguesía onubense, comienza a construirse un palacio realizado por Moisés Serrano para la familia de don Antonio Mora Claros, una casa palacio que en 1919 fue reformado tal y como hoy la conocemos por José María Pérez-Carasa.
Es una representación del auge de la burguesía local y combina diversos estilos arquitectónicos. En su exterior destacan su torreón estilo Segundo Imperio Francés, balcones clásicos con enrejados y cubiertas típicas de la arquitectura onubense. En su interior se pueden observar elementos de decoración modernista en barandas de hierro decoradas con flores de cobre, cristaleras con motivos vegetales, paisajísticos o alusivos al descubrimiento americano y azulejos vidriados en azul, recuperando la tradición musulmana-andaluza.
Destaca su escalinata a la planta superior, muy luminosa gracias a una cúpula cristal.