Eloisa Artaza Libarona (1861-1931)
Nació el 16 de abril de 1861 en Gorliz, anteiglesia de menos de setecientos habitantes entonces. Su padre Don Juan Clemente de Artaza y Landeta, de Gorliz, era notario y escribano de número, profesión ésta que dió nombre común a la casa donde vivía, la casa palacio “Iturritxi”, y a la curva que la semicircunda.
Su madre Dña. Juliana de Libarona Arostegi, de Getxo, era mujer de carácter, cosa que al parecer heredó Eloisa. Novena hija del matrimonio, Eloísa creció en un ambiente religioso y burgués, hasta convertirse en una joven de mediana estatura, morena, y de aspecto saludable.
Un buen día conoció a Cándido M' Gerardo Gurbista y Lecusais, natural de Mungia, médico de profesión que llegó a Gorliz como titular. Se casaron en la Iglesia de la Inmaculada Concepción el 17 de enero de 1880. Ella, una joven de 18 años, la hija del escribano. Él, Don Gerardo el médico, 28 años de edad.
El matrimonio Gurbista-Artaza se instaló en la cercana casa, llamada “Sertutxena”, que entonces tenía un piso menos que le fue añadido años más tarde cuando se convirtió en colegio “Teresiano”.

La casa contaba también con biblioteca, despacho, una capilla con la ropa necesaria para revestirse, albas, estolas, casullas, etcétera. Un crucifijo de marfil, aguabenditeras de plata, un reloj de caoba y otro de alabastro... En el exterior, plantas y animales exóticos en el jardín. Un loro, un mono, un pavo real que en una ocasión escapó causando gran alboroto en la vecindad hasta que pudieron darle alcance y recuperarlo sobre un tejado.
El matrimonio no tuvo descendencia. Don Gerardo visitaba a enfermos montado en su caballo y acompañado de su perro, que, tras la muerte de su amo, murió de pena. En los días de fuerte lluvia y para trayectos más largos se sacaba el coche de caballos guardado en la cochera situada en la parte derecha del jardín de su casa.
El 13 de mayo de 1908 murió Gerardo a los 56 años a causa de una angina de pecho y Eloisa quedó viuda a sus 47 años después de 28 de matrimonio. Su vida transcurriría del hogar a la Iglesia, donde cuidaba junto a su hermana Lorenza los altares de San Antonio y de Nuestra Sra. del Rosario.
El 25 de enero de 1931 en Bilbao murió a los 70 años, a causa de un tumor canceroso. Sus restos volvieron a Gorliz, y reposan en el panteón familiar, que destaca en el cementerio por ser el único que tiene una capilla.
Dejó su casa Sertutxena con sus pertenecidos a la Institución Teresiana para que las hijas de Gorliz tuvieran acceso a una buena enseñanza y educación en la fe. Con objeto de construir una casa cultural en Gorliz, dejó fondos en metálico. Hoy en día es un centro sociocultural municipal junto al que se encuentra una calle que lleva su nombre.

(Resumen del texto de L. Igartua publicado en “Gorliz 97”)