Isla cubierta de un denso encinar cantábrico, se trata de un peñón rocoso del Cretácico superior que ha resistido mejor a la erosión que los blandos materiales triásicos sobre los que se enclava. Es testigo del origen del estuario de Urdaibai.
En otras épocas fue almacén y hasta polvorín, cuando veleros y gabarras todavía encontraban calado en Urdaibai.