Es el punto neurálgico por excelencia de Madrid que representa la fama de lugar abierto y cosmopolita que Madrid tiene. Ha ido acumulando símbolos con el paso del tiempo: el reloj que da las campanadas el 31 de diciembre, la estatua del Oso y el Madroño, el Kilómetro Cero, el anuncio de neón de Tío Pepe, la estatua de Carlos III. En sus orígenes, allá por el siglo XV, fue uno de los accesos de la muralla que rodeaba a Madrid.