La construcción de este santuario data del siglo XV y su origen se relaciona estrechamente con la aventura del Descubrimiento. Marineros de la zona partícipes de la gesta, que navegaron desde esta ciudad hacia las Américas, fueron ya devotos de la virgen, que se encuentra en el altar mayor del Santuario, siendo una pintura al fresco adosada a la pared, entronizada en un retablo barroco del s. XVIII.